Somos seres sociales por naturaleza y como tal necesitamos, en mayor o menor medida, de las interacciones con otras personas.

El contacto humano es preciso para vincularnos de manera afectiva y desde que nacemos, a través del apego, esta necesidad se convierte en una de las más importantes a ser cubierta.

Algunos indicadores de estas dificultades son:

  • Fobia social y timidez patológica.
  • Dificultad para establecer o mantener relaciones sociales.
  • Dificultad para poner límites a los demás, no saber decir no.
  • Vergüenza y falta de habilidades sociales.
  • Dificultad para afrontar críticas
  • Miedo o aislamiento en las relaciones con los demás.
  • Dificultad para hablar en público.
  • Complejos de inseguridad ante los otros.