Tener la sospecha de que se padece una enfermedad como el cáncer genera muchas emociones: Cuanto menos te produce ansiedad, miedo y un excesivo número de preocupaciones sobre distintas cuestiones asociadas (¿Ahora qué?, ¿qué pasará en el futuro?, ¿Cómo me afectará el tratamiento?, ¿Qué probabilidades existen de salir victoriosos?, etc.).

El cáncer es una enfermedad muy estigmatizada, en cualquier familia podemos encontrar a algún miembro que lo ha podido padecer. Sabemos lo duro que puede llegar a ser para el paciente y para los familiares, está muy asociada a la muerte… y como consecuencia hace que nos genere altos niveles de ansiedad y sufrimiento.

Como en cualquier enfermedad, el estado de ánimo juego un papel importante, y en el caso concreto del cáncer más. Hay que intentar sacar fuerzas para hacer frente a todo ese proceso que puede resultar agotador, pero también hay que aprender a no sentirnos culpables con otros pensamientos o sentimientos asociados. Por eso, es fundamental desde el primer momento, contar con el apoyo y tratamiento psicológico. El psico-oncólogo te acompañará y te ayudará de diferentes formas y desde las diferentes fases:

  • A prevenir y reducir la ansiedad en el momento del diagnóstico, tanto al paciente como a los familiares.
  • Durante el tratamiento: informar y ayudar de los cambios necesarios en el estilo de vida que deben producirse como consecuencia del mismo, asumir los posibles cambios físicos que se puedan producir, ayudar en la recuperación física y mental.
  • Manejo del dolor y otros síntomas.
  • Orientación y apoyo al cuidador y familiares.
  • Etc.